miércoles, 2 de noviembre de 2016

Ensayo CONFIDENCIAS DE LA CORRUPCIÓN

INTRODUCCIÓN
Las publicaciones hechas en este muro han sido siempre con contenido marítimo, quiero en esta oportunidad compartirles este ensayo porque lo considero necesario en un mundo donde la corrupción nos llega a todos, el mundo marítimo mercante no escapa a ella; estando a cientos de millas de las costas de alguna manera la corrupción nos alcanza y muchas veces sin darnos cuenta somos parte del engranaje de esta maquinaria que sólo trae atraso a los pueblos y naciones.

El presente ensayo CONFIDENCIAS DE LA CORRUPCIÓN, ha sido escrito tomando como base la novela Ensayo sobre la Ceguera de José Saramago, premio Nobel de Literatura 1998; aunque el contenido de la novela sustenta los conceptos de Tomas Hobbes respecto al hombre como lobo del propio hombre; las conductas de los personajes de la novela de Saramago desde mi punto de vista representan la conducta mas egoísta del ser humano para su propia supervivencia, y pueden ser consideradas como válidas en un estado de caos en donde no se han establecido normas de convivencia, ni formado un Estado para un buen gobierno.

         CONFIDENCIAS DE LA CORRUPCIÓN inicia con el anillo de Giges, historia narrada por Sócrates y escrita por Platón, en la que un pastor llamado Giges se encuentra un anillo que al darle vueltas lo vuelve invisible y puede estar en cualquier lugar sin ser visto; con este poder de invisibilidad que da el anillo, nos hace capaces de hacer lo que nuestra conducta nos mande sin ser juzgados, y aquí la corrupción tiene su actuar. En la novela de Saramago el anillo es conferido a la esposa del médico oculista que es internada en un manicomio acondicionado para centenares de ciegos, y es ella que al principio lo usa para el bien común, es decir no saca provecho personal sino que prima en ella el bienestar de todos; y posteriormente ella hace justicia de acuerdo a sus preceptos sin que sea cuestionada.

         CONFIDENCIAS DE LA CORRUPCIÓN ha sido escrita desde una figura en que la corrupción ha sido personificada en una “ciudadana” y nos narra cuáles son  sus intereses y su forma de actuar; ella nos explica cómo nos ve dentro del mundo de ciegos de Saramago; no se emiten juicios sobre el bien y el mal, sólo se plantea el actuar de ella en una sociedad donde quizá todos somos ciegos.



Ensayo
CONFIDENCIAS DE LA CORRUPCIÓN
Por: Victor Rázuri, 2016

La Corrupción se sentó cómodamente en mi sillón y empezó a hablar:

        "Habiendo recibido por herencia el anillo de Giges; quien a su vez después, de una tempestad, lo encontró en un cadáver de talla superior a la humana que estaba dentro de un caballo de cobre hueco (Platón); he podido tener la libertad absoluta de poder actuar satisfaciendo mis placeres puramente humanos y terrenales; vivo alejado de mi conciencia porque limita mi actuar, así también vivo alejado de las normas establecidas y emanadas por los grupos decadentes que en algún momento se reunieron para establecer los lineamientos de convivencia y con ello dejar de ser lobos para convertirse en humanos. Este anillo el cual con gusto he recibido me da el poder que pasa sobre las esferas originales e instrumentales para obtener todos mis bienes materiales futuros (Hobbes, 1651).

           “Si quieres ser ciego, lo serás” (Saramago, 1995), ha sido una de mis frases favoritas; una parte del mundo quiere ser ciego porque a su medida también les conviene la ceguera de los demás, éstos son mis aliados; y, la otra parte es ciega por su propia ignorancia, de estos vivo sin importarme su lamento y desdicha. El anillo hace que los demás no puedan ver mis actos, y la ceguera voluntaria me favorece para lograr mi objetivo de poder hacerme de riquezas; soy consciente que tengo una sola vida y no hay tiempo que desperdiciar, el tiempo es lo único que aún no puedo almacenar, está por encima de mis aspiraciones, sé que podré lograr manejarlo cuando las teorías del tiempo sean una realidad (Hawking, 1987), porque mis aspiraciones van más allá de vivir una simple vida, común, silvestre, sin reconocimientos, sin propiedades, sin aduladores y lo peor sin poder.

         Es triste conocer la historia de la mujer que pudiendo ver, se encierra en un manicomio que fue designado para encerrar a centenares de ciegos; y, pudiendo ella sacar provecho de tan grande ventaja, de una forma equívoca se dedica a la caridad y a establecer justicia en un grupo humano deshumanizado, creyendo  que sus actos serán los que harán se logre la supervivencia, no sabiendo que ésta se logra con la preservación de los más fuertes y desechando o ignorando a los débiles que son el sustento de nuestras riquezas y la masa donde ejercemos nuestro poder.

           No cabe duda que la herencia recibida en un mundo de ciegos me abre la posibilidad de jugar con el tiempo, de alargarlo o quizá de viajar en él y con ello ya me siento insatisfecho con lo que tengo, no quiero la casa que tengo, quiero una mansión, quizá la mansión me quede pequeña, quiero una isla, pero no quiero ser ingenuo con mi isla, quiero una isla de verdad, porque solo los que no cuentan con este anillo creerán cual fieles escuderos lo que se les cuenta (Cervantes), dado que el pueblo a pesar de ser ciego también peca de ingenuo.

            Vi a muchos trabajar en forma ordenada, cumplir con las normas y leyes creadas por quienes manejan el poder; todos ellos cual manada de borregos son manipulados y saciados con poco o nada, su moral y ética basada en: la religión, en la preservación del Estado, en la construcción de una sociedad justa, y otros tantos cuentos más, no les es suficiente para lograr tener todos los placeres de esta corta vida; yo no quiero pertenecer a este grupo de humanos quiero pertenecer al grupo de los que manejan el poder porque “así es este mundo, la verdad muchas veces tiene que disfrazarse de mentira para alcanzar sus fines” (Saramago, 1995).

         Me movilizo sin que nadie me vea, muchas personas son mis herramientas para poder hacer lo que se me plazca, son ciegos que actúan como extensión de mis brazos, fieles descerebrados que reciben mis impulsos neuronales para actuar según mi conveniencia y dispuestos a morir en mi nombre; al tener más ciegos en mi legión es un indicador que ya he crecido, me he expandido, oh glorioso anillo, oh benditos ciegos, las leyes se disipan, no me alcanzan; los jueces, los únicos que deberían ser ciegos no lo son, debo ser cauto con ellos, aunque siempre me pregunto ¿cuánto valen?, es que la ceguera de algunos siempre cuesta porque “si no somos capaces de vivir enteramente como personas, hay que hacer lo posible de no vivir como animales” (Ibíd., p. 162) y de eso soy consciente, porque gracias a mí la sociedad vive en armonía.

            Lo interesante de mi forma de proceder es que existen muchos ciegos que saben de mí, aunque yo no los conozco porque muchos de ellos traspasan fronteras los incluyo dentro de mi red neuronal para poder actuar incluso sin yo estar presente; de hecho, muchos de ellos quieren parte del botín que yo muy equitativamente reparto basándome en el principio “quien parte y reparte y no se queda con la mejor parte, o es un loco, o en el repartir no tiene arte” (Ibíd., p. 139) y en eso yo estoy especializado porque quien no saca ventaja de su posición pierde oportunidades de mejorar su condición humana y yo necesito mejorar la mía, tengo muchos competidores que no me pueden ver en desventaja.
        
      Hay que tener arte para pertenecer a estas ligas, pues siempre hay ciegos que empiezan a ver y debo clasificarlos para sacar más provecho, entre ellos tenemos a los ciegos que empiezan a ver y dan sus primeros pasos en el entrenamiento de estos menesteres; por otro lado tenemos a los ciegos que empiezan a ver y que por error de su propio destino sueñan con la justicia y con el bien común, siempre los hay aunque en nuestra sociedad son pocos. Con esta segunda clasificación la maquinaria que tengo en mi poder - ya no estoy sólo, he logrado crecer y manejo todo un sistema para optimizar mis recursos - se encarga de educarlos, sólo se les muestran imágenes distorsionadas de la realidad (Platón) en fin los pobres no sabrán distinguir entre el rojo y el verde, si se dan cuenta les decimos que sufren de alguna enfermedad creada en mi imaginación, porque a pesar de que algunos puedan ver, prefieren estar enfermos en lugar de soñar con la justicia que no les da ningún beneficio personal; pero pobre de aquellos que empiezan a creer en el bien común, mi maquinaria empezará a moverse en forma coordinada para señalarlo como culpable de tener un familiar de sexto o séptimo, o de octavo grado, todo vale, que ha sido involucrado en no creer en el sistema, ¿Qué sistema? No lo sé, pero eso funciona, así de simple.
            
           Con el primer grupo clasificado tengo que ir evaluando quienes pueden ir destacando para poder ocupar puestos de importancia, porque “si no hay respeto ni disciplina siempre repartiremos mal” (Saramago, 1995), y si alguien no se ha visto bien recompensado puede romper las estructuras establecidas. Pero siempre con ellos hay que tener cuidado porque “si tuviéramos a alguien que viera un poco, podría quedar con la mejor parte” (Ibíd., p. 139).
            
          Los ciegos caminan sobre su inmundicia, sólo necesitan comer, es mi labor asegurarles su alimentación, jamás verán si yo rompí alguna norma, aunque muchas veces no las rompo porque a través de mi maquinaria de ciegos con poder he establecido mis propias leyes, ¿y quien puede hacer leyes que no les favorezcan?, esta pregunta la dejo como una interrogante porque afectaría mi reputación de ciudadana si alguien se atreve a responderla; aunque esto me preocupa poco debido a que he sabido manejar mi moneda de transacción “el soborno”, no es bueno que me vean, porque el sigilo es mi cualidad.

          No existen fronteras para mí, aunque cuando paso las líneas imaginarias que dividen a los pueblos y naciones me encuentro con algunos obstáculos que debo sortear, me dicen que se debe a la forma de gobierno que toman algunos lugares llamados países, entre ellos me es más fácil moverme en los que le llaman democracia, porque esta no crece si yo juego ajedrez (Guerra, 1992), y vaya como muevo mis piezas; tengo en otros países socios de importancia, “Dios, como crecí”, mis redes neuronales han convertido a las conspiraciones gubernamentales en hechos reales; en algunos países he tenido parientes históricos, quizá vivieron mis antepasados, en estos países llamados democráticos casi siempre me siento como en casa.

          Mi maquinaria está preparada para tomar este tipo de gobiernos democráticos, primero los ciegos siguen a un posible discípulo mío al que llaman líder, son ciegos pero ven su carisma, no caminan libres, ni en ordenados en fila, lo hacen en forma de manada, apiñados, perdiendo la voz, gritando sean llevados de la mano defendiendo lo que no pueden ver, no importa no se tenga argumentos, la idea es defender a quien los maneja; luego estos ciegos son adiestrados a rayar en un papelillo, dicen que se debe marcar formando una cruz, como dibujando el símbolo de su última morada, y con ello eligen a quien los va a gobernar, este es el Punto G de la democracia cuando dicen “elegidos por el pueblo” aunque del pueblo y para el pueblo no lo sea. Y después de ser elegidos estos líderes se convierten en príncipes (Weber, 1922), y es allí donde mi visita es crucial, los pocos que pueden ver los elijo para seguir creciendo, no hay quien me detenga en estos tipos de países.

Como cualquier humano le tengo miedo a la muerte, es la epidemia que ha matado a más personas en toda la historia de la humanidad “aunque la muerte no se pega, todos nos morimos” (Saramago, 1995), como lo expresé en un principio ya parece que puedo manejar el tiempo y perdurar en él, así que si existe alguna amenaza de muerte retornaré al pasado y modificaré los hechos para que esto no suceda, en fin siempre habrá un ciego a quien gobernar."

           Habiendo yo escuchado a la Corrupción sentada en el sillón y ésta habiendo ya terminado de hablar, quedé en silencio y aunque siendo ella invisible la pude ver...la pude ver.

Referencias


Cervantes, M. d. (s.f.). Don Quijote de la Mancha (Edición del IV Centenario ed.). LE Libros. Recuperado el 30 de Octubre de 2016, de file:///C:/Users/Diego/Downloads/Don%20Quijote%20de%20la%20Mancha%20-%20Miguel%20de%20Cervantes%20Saavedra.pdf

Guerra, J. L. (1992). El costo de la vida [Grabado por J. L. Guerra]. De Areito. Recuperado el 31 de Octubre de 2016, de https://www.google.com.pe/search?q=el+costo+de+la+vida+juan+luis+guerra&rlz=1C1GIGM_esPE619PE619&oq=el+costo+de+la+vida&aqs=chrome.1.69i57j0l5.6268j0j8&sourceid=chrome&ie=UTF-8

Hawking, S. (1987). Historia del Tiempo. Recuperado el 30 de Octubre de 2016, de http://www.librosmaravillosos.com/historiatiempo/pdf/Historia%20del%20Tiempo%20-%20Stephen%20Hawking.pdf

Hobbes, T. (1651). El Leviatan o la materia,forma y poder de una república eclesiástica y civil (Segunda Edición en español ed.). México: Fondo de Cultura Econócmica.

Platón. (s.f.). La República. Nueva Acrópolis. Recuperado el 30 de Octubre de 2016, de http://www.nueva-acropolis.com/filiales/libros/Platon-La_Republica.pdf

Saramago, J. (1995). Ensayo sobre la ceguera (Primera Edición ed.). Buenos Aires, Argentina: Suma de Letras Argentina.

Weber, M. (1922). ECONOMÍA Y SOCIEDAD (Segunda edición en español ed.). Fondo de Cultura Económica.




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